jueves, 14 de marzo de 2013

Arquitectura colosal: "Volkshalle" Parte 3


Los tres niveles concéntricos de asientos rodeaban una pista circular de 140 metros de diámetro, que se asemeja a la disposición de los asientos en el Congreso Ludwig Ruff del Salón de Nuremberg, cuya inspiración se atribuye al Coliseo Romano (Anfiteatro de Flavio).


Las aspiraciones de Hitler de dominar el mundo, que ya eran evidentes desde la construcción y en los detalles arquitectónicos y decorativos de la nueva Cancillería del Reich, son más claramente expresadas en el Salón del Pueblo que en ningún otro edificio. Los símbolos externos sugieren que la sala abovedada era donde Hitler, como líder del mundo, planificaba dirigirse a su pueblo y a los delegados de las naciones conquistadas, quienes se esperaba que visitaran Berlín para rendir tributo al lider del Reich una vez al año. Interesantemente, las garras del águila estatal colocada en el tope del domo descansaban no en la típica swastica, sino en una escultura del globo terráqueo, en evidente simbolismo del poder absoluto del Estado alemán.



Esta combinación de águila y el mundo era bien conocida en la iconografía imperial romana. Por ejemplo, la estatua del Emperador Claudio sostenía una esfera y un águila en su mano derecha. La cúpula inmensa del Salón del Pueblo representaba simbólicamente la bóveda del cielo que abarcaba el imperio de Hitler. El globo mundial sobre la cúpula estaba amplificado por dos monumentales esculturas de Arno Breker, cada una de 15 metros de altura, que flanqueaban la fachada norte del edificio. En el extremo oeste, se observaba al titán Atlas apoyando los cielos sobre sí y en el extremo este, se distinguía la diosa Tellus sosteniendo la Tierra. Ambas figuras mitológicas habían sido, de acuerdo a Speer, elegidas por el propio Hitler. Según Speer, Hitler creía que a medida que pasaran los siglos, su enorme cúpula adquiriría una importancia tal que sería convertida en un santuario sagrado tan importante para el nacionalsocialismo como San Pedro en Roma es para el catolicismo romano.


En su obra autobiográfica “Desde el interior del Tercer Reich”, Albert Speer se expresó ampliamente sobre los edificios del Bulevar Adolf Hitler.



Según el propio Speer, los edificios que fueron destinados para enmarcar el Adolf Hitler Platz quedarían bajo la sombra del gran salón abovedado, cuyo volumen era cincuenta veces mayor que el edificio del Reichstag. El efecto más significativo de la naturaleza colosal de la arquitectura de la capital hubiera sido, conforme la opinión del arquitecto, la denigración del ser humano, que hubiera parecido insignificante y fuera de proporción ante semejantes estructuras. El diseño del salón era una realidad ya para el verano de 1936. El 20 de abril de 1937, día del cumpleaños del Fuhrer, se le entregaron los planos y un primer modelo de la construcción. Más adelante, otros modelos parciales fueron preparados a partir de los planos y en 1939 se creó un modelo detallado de madera del exterior de la edificación de unos tres metros de alto y otro modelo del interior.





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